No hay quien contenga las campañas anticipadas a la gubernatura del estado. Por las circunstancias y quizá con el deseo de hacerlo, el IEE está arrinconado y convertido en un convidado de piedra en un asunto tan delicado como lo es la disputa por Chihuahua, en particular la que tiene que ver con su perfil electoral. No cabe duda que atrincherados en el municipio de Chihuahua y aparentando gobernar para todos, María Eugenia Campos Galván ha convertido la comuna municipal en un aparato faccioso en su ambición desmedida por quedarse con la candidatura del Partido Acción Nacional. 

Eso por una parte, por otra, y esto es más grave, en Chihuahua no hay gobernabilidad, la alcaldesa está en riña permanente con el gobernador del fracaso llamado Javier Corral, y éste con todo mundo: con el gobierno federal, con su delegado, con la secretaria de Gobernación, con su partido y con la ciudadanía a la que traicionó. Hoy el lema de los panistas es el poder a toda costa, no están pensando en un proyecto democrático, mucho menos en la gente que requiere atención en medio de la crisis que se agudizará al filo del año entrante. 

Pienso que ha llegado el momento de documentar puntualmente estos actos de campaña anticipados y aplicar las sanciones correspondientes, pues violan los principios básicos que dan sustento a una competencia en igualdad de circunstancias para todos. 

No vale que en esta campaña se curen en salud, que digan que una revista publique espectaculares, que la inundación de las redes sociales sea en apariencia de “amigos”. 

Parte del grito que viene será: ¡Sin PAN, sin PAN! 

A final de cuentas, el rostro del PAN, aunque se aparente lo contrario, es Anaya, es Corral, es Madero, es la caterva derechista que un día firmó, para desgracia del país, el “Pacto por México”.