Al llegar a este fin de semana quiero hacer un brevísimo resumen de un cruce, que desde luego no tiene trascendencia alguna, con dos distinguidos chihuahuenses: el primero es con un periodista con muchos años de experiencia, Luis Froylán Castañeda, quien bajo el rubro de “Por MORENA va Rafa Espino”, da testimonio en su columna de cómo Elba Esther Gordillo habría dicho “El presidente (y yo) ya tenemos candidato: es Rafael Espino”. Es una frase casi sacramental de viejos tiempos que se pronunció al calor de un funeral y que, para mí, tiene miga, contenido, más allá de toda ciencia y reconocimiento de los usos y costumbres barrocas de los ejercicios del poder en México. 

A su vez León Reyes, a quien se apoda afectuosamente como “El Coco”, un experimentado político, tildó de “especulaciones” todo lo que se construyera a partir de esa clara frase que, al envolverse en el misterio, es como el canto de una Casandra. Incluso dijo que podría dar para una novela policiaca, pero exclusivamente de dimensiones rancheras. Puede que sí, puede que no. AMLO tampoco ha dicho, formalmente, que es el padrino de Espino. Nunca lo hará. Sin embargo se mueve y es posible creerlo porque a veces el silencio otorga más de lo que se supone. Aunque la idea está trillada, el dejar pasar es la realidad que esta vez, también, supera la ficción. Y este podría ser uno de esos casos. Al tiempo.

Yo sólo recuerdo que el presidente de la república ha dicho en reiteradas ocasiones que su pecho no es bodega y sus usos están lejanos del barroquismo propio de los Habsburgo, que tan nefastas influencias han dejado en nuestro país. 

Conjeturalmente, pues no se puede hacer más frente a cosas como estas, me queda claro que muchas veces cuando el río suena es porque agua trae, que es posible que decisiones de esas las guarde AMLO in pectore. Pero qué tal que sirven para ir posicionando un escenario en el que la mentira pase por verdad y luego produzca todos sus nefastos efectos.

Y ya que hablamos de novela policiaca, las pistas suelen encontrarse en el lugar más inesperado. En las estupendas novelas político-policiacas de Leonardo Sciascia eran un hallazgo los rastros que los delincuentes dejaban en la basura. 

Deseo a mis buenos amigos Froylán y León que el fin de semana les sea leve. Se lo merecen.