Hace unos días Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente nacional del partido MORENA, propuso la creación de una comisión de la verdad para abordar el caso de corrupción de César Duarte. Quizá por desinformación lo pertinente sería que el caso, por estar en manos de la justicia, se resolviera a la brevedad y, por lo tanto, mejor poner el acento en esa dirección.
No está de más señalar que ante la Fiscalía General de la República, a cargo de Alejandro Gertz Manero, hay un documentado expediente por una denuncia presentada desde septiembre de 2014 que sería conveniente llevar hasta sus últimas consecuencias.
Ciertamente las comisiones de la verdad han sido útiles para abordar el tema de tiranías y sucesos extraordinarios en los que se han violentado los derechos humanos, pero en la especie hay una instancia abierta y siendo MORENA el partido que tiene en sus manos la administración pública federal, lo pertinente sería que su presidente abordara el reclamo a partir de lo que hay y no de una etérea comisión de la verdad.
Porque si queremos ser rigurosos, la verdad acerca de César Duarte es más que conocida, y en todo caso lo que falta es justicia y él como presidente de MORENA debiera hablar con el fiscal Gertz Manero para que se muevan las cosas en dirección de la justicia, porque en verdad ya ha pasado mucho tiempo y no amerita desperdicios.