Así como los inversionistas siempre tienen un ojo en los índices que marcan las bolsas de valores, sobre todo las más fuertes, los políticos mantienen la vista en las encuestas, donde hay muchos platillos porque las empresas que las hacen tienen un menú a disposición de sus clientes y no pocas sirven para inducir simpatías o simplemente posicionamientos que ni siquiera existen en la realidad para favorecer a este o aquel cliente. 

En este negocio están metidos los grandes grupos de interés económico y también partidos políticos, y dentro de ellos los factores reales que inclinan las balanzas. En estos días correrá tinta en las encuestas sobre la gubernatura de Chihuahua y los que están detrás de ellas serán quienes que en realidad escojan al ramillete de políticos que quisieran ver en la papeleta electoral, pues a partir de ahí muchos proyectos de futuro se favorecen. 

Hay que leer estos instrumentos armándose de una dosis de duda y escepticismo. En la que circula hoy de Massive Caller, hasta los perfectos desconocidos resultan con índices de popularidad increíbles, de entrada. 

Sostengo que la gubernatura de Chihuahua es una pelota que está en el tejado, que ahora no hay nada para nadie y que nos encontraremos, probablemente, con escenarios que le den un vuelco a la visión tradicional de la política en nuestro estado.