Si usted consulta el Diario Oficial de la Federación, en el que se publican todas las leyes y decretos y en general decisiones de estado de primordial importancia –de México, por supuesto–, encontrará esto:
“Continuarán las actividades que les permitan cumplir con los compromisos de corto plazo exclusivamente para los proyectos de Dos Bocas, Tren Maya, Aeropuerto Felipe Ángeles, Corredor Transísmico; así como los contratos existentes considerados como indispensables para Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad”.
Puede ser que le parezca intrascendente, muy claro, lo que usted quiera, pero es evidente el absurdo que contiene. Ni pareciera que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, es la responsable de ese Diario, porque se denota en lo transcrito de una parte la falta de oficio o, lo más grave, confundir las decisiones de nuestros altos funcionarios de la república con auténticos decretos zaristas, los famosos “ukases”, como si viviéramos bajo la dinastía de los Romanov.
Eso por una parte, por la otra, y contra todo liberalismo de raíz juarista, es confesión de parte de que aquí, actualmente, hay privilegios. Y de acuerdo a vieja definición de Emmanuel-Joseph Sieyès, los privilegios son aliento para los que lo usufructúan y un gran desaliento para todos los demás, entiéndase la inmensa mayoría.
Por eso José Ramón Cossio, exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, uno de nuestros grandes juristas y mentes más lúcidas que hay en el país, tuiteó con ironía:
“No es broma. Lo que enseguida comparto está en el Decreto publicado hoy en el Diario Oficial. Que cada quien juzgue”.
Accediendo a su invitación: yo juzgo que el gobierno actual se pasa por el arco del triunfo la Constitución, las instituciones, las formas republicanas y hasta los estilos inteligentes de hacer las cosas.