El Partido Encuentro Social es de reciente creación, es evangélico confesional, de ultra derecha, adversario de los derechos sexuales y reproductivos, tiene una visión ideológica que postra a las mujeres y forma la alianza Juntos Hacemos Historia que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Lo menos que se puede decir de él es que tiene una extraña alianza que desdice una vocación laica.
El PES surgió apalancado desde el gobierno y se dedica a medrar electoralmente. En estricto rigor legal, no debiera tener un reconocimiento, precisamente por su ideología contraria a la definición mexicana del Estado laico. Pero eso les importa un bledo a los buscadores del poder por sí mismo.
Pero el PES no pierde el tiempo y en la campaña se dedica a pescar para quedarse a corto, mediano y largo plazo, con el producto. Pongo un ejemplo: en la campaña de Miriam Tiscareño, en el Distrito 16 local de Chihuahua, el partido confesional reproduce, a efecto de propaganda, una papeleta electoral en la que aparece velado el conjunto de los cuadros donde figuran los partidos y es obvio que no tendría que hacer publicidad a todos, salvo a MORENA, pero a este es al que más emborrona. La derecha nunca pierde el tiempo, sabe a donde va y es frecuente que se le abran los caminos. MORENA lo ha hecho.
El PES aPESta. Es un partido que le parte la mother a toda lógica y sepulta a la congruencia. Solo un redentor que recoge escombros pudo pensar en él. ¿Cuanto trae el pescado que le haga peso además de las bolsas ováricas y la materia fecal? Esto es lo peor que le pudo pasar a esta contienda electoral. ¡Hoy no habrá silla presidencial, lo que habrá, será una larga banca en donde fariseos, santos y pescadores, sentados, utilicen el sexenio para ponerse de acuerdo en la comunión! Al trochil de López Obrador le faltaba un pescado para convivir con los marranos, burros, hienas, ratas y cucarachas. Lo siento nuevamente por mi México.