No hay duda de que el mal llamado Frente Ciudadano por México –confederación de PAN-PRD-MC– tiene como proyecto central oponerse a la alternativa de López Obrador y su partido-movimiento; es decir, frenarle al tabasqueño su posibilidad de alcanzar la Presidencia en su tercer intento, no obstante que nadie se pregunta cómo se elegirá su candidatura.

Se le asigna un vestuario anti PRI a esa confederación partidocrática, pero estratégicamente su finalidad va por otro rumbo. He de reconocer que la tercia de organizaciones tienen todo el derecho y la libertad de agruparse, de lo que carecen es de la posibilidad corrupta y corruptora de traslapar a sus intereses las funciones de Estado y gubernamentales que se les ha asignado, como en el caso de Chihuahua, donde se han solventado gastos con recursos públicos y además con los recursos humanos que están a sueldo de la ciudadanía, al dedicar sus principales empeños a una actividad que los exhibe como facciosos. Es el caso de Javier Corral y el de Gustavo Madero.

Examinar la coyuntura política actual y su posible desenlace electoral en el 2018 no es tarea fácil si la ligamos a la búsqueda de alternativas de fondo para los graves problemas que tiene la nación y la república, precisamente derivadas por la precariedad con la que han trabajado a la cabeza de las instituciones, tanto el PRI como el PAN y el PRD.

El investigador e historiador Victor Orozco, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, escribió un texto importante que se resume en una circunstancia que lacera a la política del país: lo que hay es proyectos de poder y nada más. Recuerda momentos históricos de épocas pasadas, destacadamente aquella de la que sacó lecciones Maquiavelo para construir su obra, y las pone como telón de fondo para entender el tiempo mexicano de hoy. A mi juicio es certero el análisis –defiende la política que se fundamente de principios e ideas–, porque habla por igual de todo el tinglado partidario existente en México, sin justificar a nadie y particularmente relatando lo que a su juicio define la praxis de MORENA. Lo cito textualmente:

“Morena, el partido de AMLO, reclama ser el último refugio de las ideas en el muladar político mexicano. Sin embargo, igual es el refugio de los desplazados, oportunistas, arribistas, mercenarios cuyo único aporte (potencial) es ofrecer votos arrancados a sus antiguas organizaciones. Buena parte de las candidaturas morenistas, según las vísperas, se nutrirán con este material de desecho”.

Es cierto, el malestar es grande, la resignación mucha, y las alternativas de dejar al PRI y al PAN atrás podrían estar apretujadas en ideas sin sostén como aquellas que se cifran en frases vulgares como “ya dimos oportunidad a unos y otros y requerimos algo nuevo”, o “no hay ninguna otra opción y así está de estrecho el ‘mercado electoral’, vota por el menos malo”.

Sea como sea, de todas maneras no debemos perder de vista un discurso engañoso que enrarece mucho la pugnacidad estéril como artilugio para soportar la sobrevivencia de esta clase política que padece México y que ha claudicado frente al PRI, para postular que ya el PRI no es lo más malo y putrefacto que tiene la república, que es precisamente lo que está detrás de las palabras del gobernante frentista de Chihuahua, discurso que recuerda los peligros para México y el “haiga sido como haiga sido”.

Por cierto, el autor de estas palabras se deja querer para una candidatura a la que no puede llegar por el gran déficit que tiene aquí. Pero si se va, advierto que sería el momento de convocar a elecciones generales para recobrar la propuesta del poder ciudadano, que se abandonó y exhibió como comedia a la hora de trabar la cohabitación con el PRI del topillero Omar Bazán, o influencia de las buenas conciencias de Patricio Martínez y Reyes Baeza, el primero de los cuales afirmó que el PRI tenía vida después de la muerte. Resumiendo, en otras palabras, sería la oportunidad de corregir un camino torcido.