En el marco del reciente encuentro empresarial que celebró el sindicato patronal COPARMEX en la ciudad de Chihuahua, se dio a conocer una iniciativa denominada “C1 Chihuahua Primero”. La miga de esta propuesta, a decir de sus impulsores, es alcanzar la implantación en México y el estado de un Estado de derecho, valladar contra la corrupción y la impunidad ancestrales. Siempre saludaremos una propuesta de este tipo. Pero a la vez se impone una posición crítica porque, así se deja ver en este caso, es estrecha en cuanto que únicamente prioriza las dos lacras señaladas, como si exclusivamente estuvieran referidas al gobierno y al estado. Los mejores tratadistas de estos temas enfatizan aspectos que aquí se olvidan: la preeminencia de un modelo económico global y neoliberal que sin duda alguna arroja grandes saldos, sobre todo en materia de corrupción; el papel que en los circuitos financieros y empresariales juegan los capitalistas que hacen de la corrupción el lubricante de los negocios, colocando en un extremo a los gobiernos que participan del escándalo y a quienes les untan la mano. Una obra clásica como la de Samuel Huntington aclara muy bien este aspecto.

Por otra parte, la concepción misma del Estado de derecho no es, de ninguna manera, unitaria; hay visiones progresivas del mismo que ponen el acento en los aspectos sociales que es frecuente ver olvidados en las visiones concretas y específicas de COPARMEX. Desde luego que esto puede ser materia de polémica o discrepancia y que lo que importa es avanzar en la consecución de un Estado en que las leyes primen por encima de todo. Pero ya es tiempo de que con fuerza iniciemos por subrayar que en no pocos eventos el empresariado ha hecho del Estado de derecho una simple retórica, un discurso que endulza los oídos pero que no tiene consecuencias concretas, tangibles y que a la vez implique no nada más una práctica color de rosa, sino una posición firme, de batalla y combate cuando la corrupción se presenta, solapada por su hermana gemela que es la impunidad. Más cuando empresarios agrupados en este sindicato patronal juegan el doble rol de hombres de negocios y hombres de poder con cargos dentro de los gobiernos y el estado, creando evidentes conflictos de interés.

Por otro lado, también es proverbial el silencio que guardan los que ahora lanzan la iniciativa frente a hechos tan graves como la corrupción que encabeza César Duarte en Chihuahua. No se les ha visto levantar la voz, y sí, en cambio, ponerle tribuna para que oficie una misa de cruzado en la lucha por la corrupción. Eso por una parte. Pero de entre los que propusieron C1 Chihuahua Primero, está José Luis Barraza, algún tiempo presidente nacional de la agrupación, que sin haber transparentado absolutamente nada, de la noche a la mañana apareció como un significativo, económicamente hablando, socio de la más importante línea área del país conocida como Aeroméxico. Sospechosamente con un precedente: su actuación en la elección presidencial de 2006 en contra de Andrés Manuel López Obrador y la coalición de entonces, conocida como Por el bien de todos. No le discuto a Barraza que practique sus derechos políticos, acorde a sus convicciones y filias; lo que sí quiero decir son dos cosas: la democracia –consustancial al Estado de derecho– le es agradable siempre y cuando la misma se convierta en absoluto garante de los intereses que él representa y la sospecha de que su protagonismo en 2006 haya redundado en munificentes beneficios.

Estas palabras quieren significarse por defender el Estado de derecho con absoluto compromiso en favor de la sociedad en su conjunto, sin beneficios sesgados y, también, para que la lucha anticorrupción redunde en beneficio, sobre todo, de gran parte de la población mexicana que ha visto pasar la riqueza hacia la concentración de unos cuantos, en acciones que la propia COPARMEX ha hecho la vista gorda.

Como la propuesta llegó en una coyuntura de sucesión política, no faltaron quienes vieron a José Luis Barraza como un potencial pretendiente por la gubernatura del estado. Lo hicieron los pésimos periodistas que ven en cualquier gesto un motivo para sus especulaciones. Sea como sea, el empresario aclaró que no tiene proyecto al respecto y, me lo digo a mí mismo y lo comparto con todos, enhorabuena, porque considero absolutamente utilitarista tanto su iniciativa como su discurso.

 

 

Fidel Pérez Romero, no olvides tu historia

fidel-perez-romero-26oct2015

Fidel Pérez Romero, el secretario del Trabajo de la tiranía duartista, anunció que se abrieron cien procesos contra abogados laboralistas. Tras de esa noticia y de un tiempo acá, se esconde una tenaz lucha en contra de los derechos de los trabajadores. No niego de ninguna manera que haya corruptas prácticas de litigio y que las mismas deben ser sancionadas. Nadie puede estar en contra de eso. Pero ese no es el propósito que busca Pérez Romero, y si fuera, habría que engrosar su propio expediente para ponerlo a él en manos de la justicia –che, que tu también tenés tu historia– y porque además tiene esa dualidad que le permite ser funcionario público en la dependencia señalada y a la vez litigar en su beneficio. Fidel sin duda está en la circunstancia del ladrón que grita: “ahí va el ladrón, atrápenlo”.