Está claro, los hechos de ayer en la Plaza Victoria contra el comisario Hugo Zavaleta lo demuestran: la inseguridad en Chihuahua alcanza el nivel de la espiral de la violencia que afecta al estado, colocándolo en un alto sitio por el fracaso de esta área dentro del gobierno de Javier Corral Jurado, que se empeña en mantener en sus cargos a Óscar Alberto Aparicio Avendaño y a César Augusto Peniche Espejel.
Esta administración se ha caracterizado por la falta de respeto a la sociedad y por el incumplimiento y traición a la renovación que se esperó luego del sexenio duartista. Suena a burla que se le llame “Nuevo Amanecer”, porque ni es nuevo y está nublado por la misma noche de violencia que ya supera una década.
Pero así como se parchan las instituciones en el ICHITAIP o en el Consejo de la Judicatura, los empeños de Corral van en dirección de mantener en sus cargos a dos personajes encargados de la seguridad que no pueden hacer nada, precisamente porque tienen las manos atadas.
Ya lo decía Don Porfirio: “Perro que lleva hueso en la boca ni ladra, ni muerde”.
Toc, toc, toc: ya váyanse.