Han transcurrido dos años del sexenio de María Eugenia Campos Galván y la perspectiva, valorada a la luz de los hechos, es que llegará a un fracaso más de las administraciones públicas que ha tenido Chihuahua en los últimos treinta años, por no irnos más atrás.
La construcción de la Torre Centinela, obra emblemática del sexenio, con todo y que no servirá de gran cosa, está estancada, como lo ha mostrado una investigación publicada en el portal digital La Verdad Juárez.
Se trata de la inversión más alta del gobierno actual y el señuelo con el que se quiere intentar el regreso de la antigua hegemonía del PAN en Ciudad Juárez, pero eso se ve cada vez más remoto y quizá esto también ha desalentado apresurar la construcción.
En realidad el déficit de esta administración es la inseguridad, la que se ha visto en la frontera y la que se siente en zonas apartadas de la sierra. Y hay un déficit que es el que quiero subrayar ahora y tiene que ver con los tiempos electorales que ya están en la escena.
Sin duda el granero de las candidaturas surgirá de la administración pública, comprobándose que la misma se edificó aquí a partir del sistema de despojos, repartiendo los cargos entre los amigos o entre aquellos a los que había que pagar favores.
Del erario se mantiene a un grupo que ni están en lo que debieran, pero sí muy atentos a la distribución de los nuevos cargos públicos que pasarán a elección. En esa esfera sobresalen dos ejemplos: el primero es Mario Vázquez, quien de diputado y coordinador de la mayoría panista en el Congreso local, ofreció una reforma integral de la Constitución que abandonó a medio camino, desertando del cargo para irse a ocupar una secretaría fundamental como los es Obras Públicas, donde se necesita constancia y estabilidad.
Pero eso no le importa al titular, que aspira a convertirse en senador de la república, para de ahí estar en los proyectos de poder con los que el PAN ha desmentido su compromiso con la consolidación democrática en Chihuahua.
El otro caso es María Angélica Granados Trespalacios, mejor conocida como “Manque”, que está en la estratégica Secretaría de Innovación y Desarrollo Económico del Gobierno del Estado de Chihuahua, quien también quiere ser senadora, importándole un comino el encargo que se le confirió.
La sociedad pierde cuando la administración pública solventa a los funcionarios que permanentemente quieren migrar a otros cargos, porque al final no quedan bien en ninguna parte.
Y si esto es así, María Eugenia Campos terminará encabezando una administración parchada en el justo momento en que está en riesgo conservar la mayoría ciudadana y el ocaso de su propia administración.
En otras palabras, todos perdemos.