En el Tribunal Estatal Electoral se abrió el expediente 37/2021 que va a sustanciar mi disputa con el Instituto Estatal Electoral por la candidatura independiente a gobernador. De ahí y en tiempo récord los órganos jurisdiccionales (en esto incluyo al Tribunal Federal) tendrán que decir su última palabra. Se trata de una lucha más en favor de la ciudadanía y espero al menos dos circunstancias: magistrados abiertos a la visión derechohumanista de la democracia participativa, la que contempla a ese extraño llamado ciudadano. Por otra parte, el valor de darle consecuencia a esa premisa. 

Habrá que esperar el desenlace de esto y el posible papel que pueda desempeñar en una elección singularmente importante que desde luego no nos será ajena, con fallo favorable o adverso. 

En el fondo, está la petición de la dispensa de un desproporcionado volumen de firmas que hacen imposible arribar con éxito a ese instrumento que rebasa y reprocha a los partidos, pero también está ahí en el fondo el que se valore la contingencia sanitaria que trabó la posibilidad de obtener mejores números. 

El Consejo General del IEE dijo que no, se declaró incompetente para inaplicar lo que les solicité en tiempo y forma, precisamente referido a la pandemia. Es el Instituto que jamás se preocupó por proteger el ejercicio del derecho que realizamos en buena parte del estado, pero basta verlos a ellos, a la hora de los registros de las candidaturas con batas, cubrebocas, máscaras, gel y sanitización para saber que tenemos, sino toda la razón, una gran parte de ella para estar impulsando el expediente del que hago mérito.