En Cuauhtémoc, Chihuahua, por si faltara poco con Carlos Tena, ya no aguantan a Héctor Elías Barraza Chávez, inocultablemente parte del poder tras el trono. En esa labor lo ha dejado, como secretario, el presidente municipal suplente, un doctor que ha decir de miembros de la comunidad podía dar un modesto giro a las cosas y no lo ha hecho. 

Ha mantenido en el cargo a Barraza Chávez a contrapelo de un sentir y repudio ya inocultables en el que los oscuros manejos y negocios públicos en beneficio privado están a la orden del día, centrándose las críticas en todo lo concerniente al relleno sanitario. 

Barraza Chávez es una especie de paracaidista que llegó a Cuauhtémoc, merced a un desatino profundo de Carlos Tena. Barraza Chávez apesta a viejo régimen, se formó en el PRI y su personalismo y egolatría cansan al más pintado donde él se para. Destructor del PRD, tarea en la que lo acompañó Hortensia Aragón Castillo. Durante el gobierno de Patricio Martínez fue patricista furibundo, luego fue lustrador de las botas de Víctor Anchondo Paredes y, en los cargos legislativos, siempre pluri, se ha convertido en un político de cámara que sólo vía la intriga obtiene sus nombramientos. 

Durante el duartismo fue refaccionado suficientemente con dinero público para sus aviesas tareas, todos las recordamos y destaca un hecho, que va más allá de ser una simple anécdota: en plena entrevista, Duarte le dijo que sería muy buen síndico en Namiquipa, Chihuahua, de donde es su base y Barraza le contestó: “sólo hay un problema, mi credencial de elector es de la Ciudad de Chihuahua”, a lo que el tirano corrupto respondió: “no hay problema, lo hago síndico por Chihuahua”. Y así medró tres años en la sindicatura donde fue una pieza más en un gobierno priísta con el que fue absolutamente obsequioso. 

Ahora nos viene con la novedad que quiere ser alcalde de Chihuahua y, al parecer, por MORENA. 

No hay pudor. Claro que no hay pudor. Bien harían los cuauhtemenses en defenestrarlo, no tan sólo por el bien de ellos, sino por el de todos de este dolorido estado.