El plebiscito y otras formas de democracia participativa no son del gusto ni de Corral, ni de Maru y mucho menos del alcalde independiente –así se autoproclama– de Ciudad Juárez, Armando Cabada.

Ahora nos viene a tratar de convencer en torno a su proyecto de “Juárez Iluminado”, de que sacará de la manga el “Plan B”, cuando todo mundo sabe que lo que hace es esquivar una buena aporreada como la que recibió en Chihuahua la alcaldesa en infortunio. 

Cabada es un buscador de negocios y dinero, por ello es enemigo declarado de todo lo que signifique transparencia, y más si no se trata de poner los asuntos públicos bajo el escrutinio y decisión en manos de los ciudadanos. Para Cabada el poder se ejerce en secreto, con engañifas y con su propio canal televisivo. Se cree el Berlusconi de la Nueva Vizcaya. 

Pero lo más grave de todo esto es una frase que deslizó el día de ayer cuando salió a reconocer el fracaso del “Plan A”, para supuestamente dar un giro hacia el B. Dijo, palabras más, palabras menos, que quien quiera plebiscito, que lo pague. Algo así como que el que quiera elecciones en 2021 que las pague. En otras palabras, que ahora el ejercicio de los derechos constitucionales también están sujetos a tener dinero para actualizarlos. 

Es una declaración que lo pinta de cuerpo entero y lo pone en el flanco de los enemigos de la sociedad. Sueña con ser gobernador y cree que el dinero le va a dar el privilegio. Como dijo el clásico: que el que tenga sueños de grandeza, que procure no roncar. 

Cabada, con esto, ya roncó.