Seguramente ni revisaron el contenido del desplegado que Rubén Aguilar pagó, seguramente con dinero del erario, para su publicación hoy en El Heraldo de Chihuahua porque, de ser así, no lo hubieran firmado los diputados “acompañantes” de MORENA y algunos de Acción Nacional que concedieron su rúbrica como si pertenecieran a aquel otro partido. Todo un desastre editorial.

Pena ajena. Si ese documento, en lugar de ser transcrito y haber pasado por el esfuerzo de una edición legible y comprensible, no hubiese sido casi fotocopiado, emborronado y con indicaciones tipo “borrador”, como se observa en la inserción pagada. Vaya manera de derrochar el dinero. Porque si se hubieran propuesto escribirlo con los pies, seguramente les hubiera salido mejor.

La mella del asunto es que los la diputada del PT, Deyanira Ozaeta, y su líder camaral, Rubén Aguilar Jiménez, concitaron ese “acompañamiento” para solicitarle al presidente de la república, López Obrador, que también construya un corredor comercial en el norte del país, parecido al que el tabasqueño tiene planeado en el sureste para comunicar el Golfo de México con el Pacífico.

Hasta en eso falla el oportunismo de Rubén Aguilar, pues quiere conectar, mediante una mega carretera paralela a las vías del tren Chihuahua al Pacífico, a Topolobampo y Ojinaga, por el lado mexicano, y a esta frontera con Fort Worth, Texas, en un proyecto que denomina “Carretera de la Sierra Tarahumara” que una, fíjese bien, “el Occidente de América (y) cruzar la Costa Este de América, específicamente con la Costa Atlántica de los Estados Unidos”.

Seguramente Rubén Aguilar y los diputados que “acompañan” no son muy duchos en geografía, porque ni agregando un mapa al desplegado, ni señalizándolo de acuerdo a la petición que le hacen a AMLO, se advierte el paso de ese proyecto por la “Costa Este de América”, en el entendido de que aquí América, además del nombre de una de sus hijas exdiputadas, significa Estados Unidos de Norteamérica, según el lenguaje dominante de los gringos. Y, sobre todo, Texas no pertenece a la Costa Este de ese país.

En otro sentido, el desplegado también se configura como una verdadera carta a Santa Claus y a AMLO en el bienechor que todo lo que le proponen (ajá) lo materializa en infraestructura.

En fin, un trago amargo más de esos que ofrecen los llamados representantes del pueblo en el Congreso que, al no tener algo mejor qué hacer, se dedican a darle forma, aunque sea en pésimas hojas de borrador a sus sueños guajiros.