Un fenómeno de simbiosis está ocasionando que este gobierno corralista cada vez se parezca más al que encabezó el prófugo César Duarte, al que alguna vez pretendió combatir, no sólo por su corrupción financiera, sino por la de corte político, que puede ser más grave. 

La persistente promoción de intentar ser el primeroentodo y con certificaciones por doquier, se ha venido convirtiendo en un trastorno que ha afectado a otras áreas de la administración. Quizá como verdadero brote resulta, por ejemplo, la presunción de Óscar Aparicio, Comisionado Estatal de Seguridad Pública de Chihuahua, quien desde la hoguera de las vanidades se jacta de un reconocimiento por parte del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos a través de la Patrulla Fronteriza de El Paso, Texas.

En realidad se trata de un “Agradecimiento y Apreciación” firmado desde el primero de agosto, pero entregado el pasado 9 de septiembre, por el jefe del Sector de ese departamento, Robert Lukason. Merecido se lo tendrá. Pero en el agradecimiento lleva el pecado: según especifica dicho “certificado”, a Aparicio le agradecen su “valiosa colaboración y profesionalismo” en sus funciones y como “excelente apoyo a la misión de la Patrulla Fronteriza del Sector de El Paso”.

¿Qué andaba haciendo el policía que tiene a cargo la seguridad en Chihuahua ayudando a la Patrulla Fronteriza? Es algo que Aparicio no declara y sólo se centra en el orgullo de haber sido reconocido por algo que suena como un despropósito y como una contradicción a las funciones que realiza una institución norteamericana diseñada para bloquear el libre tránsito de migrantes, no sólo connacionales. 

En vez de vanagloriarse, Óscar Aparicio debiera explicar a los chihuahuenses en qué consistió ese “excelente apoyo” del que se ufana a través del Facebook, antes de publicar, también firmada, la renuncia a su puesto como jefe policiaco en Chihuahua, dado que su incompetencia no ha podido con la estela de sangre por la violencia en cada zona de la entidad y opta por la represión a las protestas pacíficas. Pero son asunto que prefiere evitar y en cambio se va a ayudarle a la «migra» norteamericana a quién sabe qué cosas.