Me curo en salud: sé que el acoso y el hostigamiento hacia las mujeres es cosa ordinaria, de todos los días y todos los lugares. También sé que hay que pugnar por una nueva cultura a este respecto si queremos soluciones de fondo. Entiendo que hay piropos soeces y detestables, ofensivos, misóginos; también finos, como los retrecheros a los que se refiere “Madrid”, la famosa canción de Agustín Lara. Si alguno pudiera hacer, dado mi pasado socialista, sería inocuo, como el aquí replico, más que todo por su ingenio:

“Quien fuera Marx y usted dialéctica hegeliana para desnudarla de todo elemento idealista y llevarla al plano de la praxis”.

Esto tiene que ver con un Bando de Policía y Gobierno que corre la misma suerte que el Manual de Carreño y que muchos otros recetarios de comportamiento civil en el país, es decir, de la vida rosa escrita en papel, el ayuntamiento panista de Chihuahua quiere mantener cautivada a la capa social conservadora de la capital, que oxigena no sólo las buenas maneras de la alcaldesa, la señorita María Eugenia Campos Galván, sino también lo desafortunado de sus declaraciones, en las que a menudo suele confundir magnesia con gimnasia.

No hay error en citar el bando sin lo de “Buen Gobierno” porque el calificativo fue perdiendo fuerza entre la época de los predecesores priístas de Maru Campos, Marco Adán Quezada y Javier Garfio, pero así lo ha “aplicado” ella durante sus dos periodos de gobierno municipal.

En esas estábamos cuando se les ocurren modificaciones al dichoso Bando que casi nadie cumple pero en el que, si se hicieran efectivos algunos cambios, éstos no han sido hasta ahora tan notorios como los divulgados por la prensa en cuanto a la propuesta marujista de –¡Jesucristo vencedor!– prohibir los piropos callejeros, y hasta hacen una lista de cuáles sí y cuáles no. 

Llama la atención que las pretendidas modificaciones incluyen la mediación policiaca. Leyó usted bien. Resulta que los agentes del orden, ese nostálgico epíteto que antaño servía para reconocer a los agentes del orden serán, ¡por fin!, mediadores entre la persona afectada y la presunta agresora; la aplicación de una eventual multa “dependerá  en parte del criterio (sic)” de los gendarmes. (Aclaro que epíteto es sinónimo de adjetivo, para que luego no vayan a querer aplicarme el Bando a destiempo por desbocado).

Cuando digo que el Bando no opera en la realidad es porque mientras Campos Galván mueve los hilos de la macropolítica, se olvida de la micropolítica. Es decir, en su afán por buscar la candidatura panista a la gubernatura del estado, realiza actos y declaraciones (algunas fallidas) que le den relumbrón mediático, aunque los servicios elementales de la ciudad reporten deficiencias que, como hormigas, pueden ser pocas o muchas, depende el cristal con que se les mire. Me refiero a los servicios de uso cotidiano por las personas de carne y hueso: limpia, presencia policiaca, parques públicos, fugas de agua, encharcamientos cuando llueve, ausencia de agua potable cuando no llueve, baches, en fin. Y aunque esto hasta le pueda resultar en un tip, o como dicen ahora, en un to do list, el hecho es que a la administración, se nota, no le interesan esos temas por considerarlos menores.