Humor involuntario, como aquel que llevó al cine Juan Orol, al menos adosado con las rumberas. 

El fin de semana fue pródigo en la picaresca tricolor. Mario de la Torre Hernández –vetusta pieza en los anaqueles del PRI– declaró, palabras más, palabras menos, que el partido tenía la vitalidad de un gran ejército en formación para dar batallas perdurables como aquellas que recuerdan al blitzkrieg nazi. ¿En qué estará pensando este hombre del pasado?, ¿no lo ha rozado la realidad ni con un pétalo? ¿O simplemente se dedica a propalar humoradas orolezcas? 

En una especie de duelo liliputiense, Cano le compitió a De la Torre y nos vino con el cuento de que si las masas lo aclaman él buscará la gubernatura de Chihuahua en 2021 por el mismísimo PRI, y como no ha leído ni visto ningún medio de difusión en los últimos nueve años, se “levantó” para exigir que Duarte dé la cara. Piensa que eso le va a redituar vítores o porras con chirimías y tamboras. Lo suyo son las estructuras, pero no precisamente las políticas. En este tema él tiene el nivel de ujier, como se le vio cuando le abría puertas al ballezano prófugo.

Quepa en descargo de ambos que lograron algo difícil en mi persona: reírme en sábado por la mañana. Como sea, gracias, y no olviden que su PRI hace tiempo pasó a eso que llaman “mejor vida”.

De Reyes Baeza ni hablar, previo a esos pronunciamientos, cuando declaró que el PRI va por la gubernatura en 2021, me desternillé a más no poder.