Los juegos del poder, gobernar sin compromisos ciudadanos y quedar preso en las redes de un partidarismo estrecho y miope, son las notas que mejor describen a un gobernador preso de su ineptitud. Hablo de Javier Corral, el hombre que dubita aún sin quererlo.

Su justicia selectiva de la que dan cuenta los políticos libres e impunes del duartismo, ha contribuido a la circunstancia en la que se encuentra. Habla de criterios de oportunidad en favor de los enemigos de Chihuahua, pero a la vez los oculta y les dice que un día después irá por ellos, como si estuvieran cojos y mancos; pero también, como si el quinquenio fuera un trozo de eternidad, valga la figura. 

Dejó vivo a su compadre Cruz Pérez Cuellar, que ahora le viene a disputar la silla que la mayor parte del tiempo mantiene desocupada por su frivolidad. Quizá pensó que “matar” a un compadre era ofender al eterno y se dedicó a la cacería menor de duartistas, desoyendo el consejo que se cifró en desmantelar la corrupción política barriendo la escalera de arriba para abajo. Testigo mudo de todo esto es el ballezano Javier Garfio, que hoy disfruta de sus millones a cambio de una breve estancia tras las rejas. 

Javier Corral será, no lo dudo, factor menor en su propia sucesión. Él sabe el camino para llegar al cargo cabildeando en la Ciudad de México. Seguramente se inclinará por su compañero de andanzas Gustavo Madero, o un personaje confeccionado con traje a la medida. No lo sé. 

Lo que sí puedo afirmar es que pretende dividir a la oposición, para ganar con el resto mayor y parece que en esto le ayudan los monrealistas de MORENA y el saltimbanqui Cruz Pérez Cuellar, que comprenderá en breve tiempo que los sueños, sueños son, como dijo el poeta Calderón de la Barca.

En todo esto hay una interrogante: ¿por qué no irá Corral contra María Eugenia Campos Galván? En primer lugar, porque frente a la misma está rebasado; a este momento tiene más cartas en la mano para jugar el póker del poder. Pero, aquí está la miga principal, porque sería darse un balazo en la pierna. Sería un canibalismo que daría al traste con el PAN mismo y eso el boss, es decir los oligarcas que soliviantan al partido azul, no se lo van a permitir. Dicho sea de paso, lo tienen como un chivo de esos que no es recomendable llevar a la sala donde se guarda la cristalería.