La incoherencia e inconsistencia en materia de inseguridad continúa siendo la regla. Lo que se ve desde las afueras de los gobiernos son ocurrencias, soluciones impensadas, afán de protagonismo y, si me apuran un poco, de lucro personal. Veamos tres muestras.

El gobierno morenista de Carlos Tena, como si su municipio fuera su feudo, pretende vender 30 mil engomados a 650 pesos cada uno, quedarían alrededor de 20 millones. El pretexto es la identificación vehicular con fines de fortalecimiento de la seguridad –cualquier cosa que esto signifique, que no importa- y desde luego, obtener algunos recursos para la comuna y destinarlos a obra pública. No está por demás señalar que Tena ha estado conexo al negocio de los “chuecos” y por tanto vea el asunto con cierto interés que trasciende a las gastadas palabras que he mencionado. Empero, su acción, si fuese honrada, de todas maneras no forma parte de ningún plan sustentable, que rebasa al municipio por supuesto, para encarar el grave problema de la inseguridad. Tenemos aquí una expresión más de que ya cualquiera se comporta como dueño de su territorio y que el Estado, sobre todo el federal, disponga lo que sea, que al fin y al cabo en cada lugar se está, insisto, a la ocurrencia del cacique en turno. 

A su vez, Óscar Aparicio Avendaño, que parece oficial prusiano cargado de medallas al pecho, anda en búsqueda de un helicóptero, ruso por añadidura -por aquello de la tecnología-, y también da como argumento la seguridad que no ha obtenido en todo lo que lleva su encargo. En realidad hace tiempo que debiera estar de patitas en la calle. 

Aparicio quiere su helicóptero para transportar cuarenta elementos y tener fortaleza táctica. Una vez más ocurrencias y coherencia sobrada.

Otro más: Armando Cabada Alvídrez, el alcalde de Ciudad Juárez, acaba de comprarse dos suburban blindadas, para él y su esposa, Alejandra Carrillo, con un costo de 4 milloncitos de pesos, porque dice que las que usaba antes ya estaban muy viejas (2009 y 2010) y que incluso, en una ocasión, lo habían dejado “tirado”. Aquí el pretexto es la seguridad, pero personal. Y tirado es como dejará las finanzas de esa sufrida frontera si continúa con caprichos de esa índole.

Armando Cabada.

Luego viene que TransCanada –por algo será– aporta dinero para poner un cuartel en Creel y el gobierno de Corral se lo aplaude. Continúa la simple ocurrencia. 

Entre tanto, parece ser que Corral se empieza a acercar a las mesas de seguridad. Todos sabemos que es partidario de la militarización, desde luego no sin antes decir algún discurso inútil que después puede emplear como precedente de deslinde que no se da.

Por eso, lo único que hay organizado es el crimen.