Nos aproximamos en el tiempo a un año de interpuesta la denuncia penal por corrupción contra César Duarte, Jaime Herrera, Carlos Hermosillo Arteaga y sus cómplices. Un año en el que el expediente AP/PGR/UEAF/001/2014-09 ha crecido para convertirse prácticamente en un monumento de papel. Es tiempo de que preparemos el balance del gran movimiento social y político que se generó en contra de la tiranía. Por esa razón, el mes de septiembre se aprovechará para dos cosas: en primer lugar, para darle noticia a la sociedad de dónde estamos parados en este combate; y, en segundo, para hacer el trazado de una nueva ruta que conduzca al castigo a los prohombres del cacicazgo que padece Chihuahua.

No ha habido, desde septiembre del año pasado, un día en el que no hayamos hecho algo para que la lucha anticorrupción fructifique. No ha sido fácil: nos hemos topado con la indolencia de las autoridades federales, indolencia desde luego actuada, ya que vivimos en un régimen de corrupción y complicidad en el país en el que unos tapan a los otros; con el menosprecio de una prensa que nos ha censurado de principio a fin, con las excepciones que la comunidad reconoce y aplaude; con la agresión violenta de las pandillas del cacique que emblematiza la gente de los bajos fondos de la sociedad, como lo son La Negra Tomasa y Reyna Arellano; la incuria de las comisiones estatal y nacional de los derechos humanos, en hechos que tienen que ver con evidentes violaciones a la libre expresión y asociación de los ciudadanos; ahí, en este apretado racimo de hechos, la desnaturalización de no pocos funcionarios públicos a los que se les ha obligado a agredir a manifestantes libres e inermes.

Pero ni esos hechos ni todas las combinaciones que hemos visto de ellos han detenido a Unión Ciudadana. Con altibajos muy propios de los movimientos sociales, la organización se ha mantenido en pie de lucha y no tiene entre sus propósitos arriar banderas, hoy, mañana y siempre. Se trata de una lucha de gran aliento en la que hasta ahora contamos con el enorme apoyo de la sociedad, aunque este se sigue expresando de manera pasiva. No hay punto del estado donde César Duarte se sienta cómodo, como lo vimos ayer con las manifestaciones espontáneas en su contra en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, que dirige su hermano Ricardo Duarte. Se trata de tornar ese apoyo pasivo en un despliegue activo de la fuerza ciudadana, cambiando formas de lucha y tácticas para conseguir los objetivos. No caeremos en rigidez alguna en cuanto al empleo de formas de lucha para ganar esta batalla. Seguiremos desarrollando planes de corto, mediano y largo plazo.

Para iniciar esta etapa, el día de hoy, a las 5:30 de la tarde, nos reuniremos en el local del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CEDEHM), ubicado en avenida Juárez 4107, entre avenidas La Junta y Pacheco, donde los abogados Ernesto López Saure y Mariana Perezgama Zubiate, darán información sobre el estado que guarda el expediente que se sigue en la PGR, a raíz de la denuncia penal presentada en contra de Duarte y sus cómplices en septiembre de 2014.

¡La lucha continúa!