De Guatemala a Guatepeor
La boda en Guatemala entre el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto Castillo, y Carla Humprey, consejera del INE, y toda la trama de ostentación en torno a dicho evento social le recordó a los mexicanos que los escándalos políticos no sólo no han muerto en nuestro país, sino que gozan de cabal salud.
La Cuatroté no ha estado exenta de este tipo de pecados (de) capitales y ya cobró, al menos esta ocasión, la cabeza de una funcionaria invitada al evento, Paola Félix, quien, como ya se supo, renunció como titular de Turismo en la Ciudad de México tras revelarse que viajó en vuelo privado junto al director de El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz, a quien, por otra parte, detuvieron por pasar, supuestamente sin ser declarados, 35 mil dólares.
Este dinero, equivalente a unos 700 mil pesos, fue legalmente reportado tanto en México como anticipadamente con autoridades guatemaltecas, y sólo tras haberlo comprobado y aclarado Ealy continuó su viaje hacia Estados Unidos después de asistir a la boda de relumbrón de Nieto Catillo, según señalaron en carta conjunta firmada por reporteros de El Universal, uno de los medios acusados por López Obrador como “prensa fifí” y enemigos de la Cuatroté.
La idea de que desde algún rincón de las aduanas mexicanas se quiso enlodar a Ealy Ortiz precisamente por la postura de su periódico frente al gobierno mexicano flotó en el aire desde muy temprano.
El desatino, sin embargo, es de quienes hoy ostentan el poder que los obnubila, los ciega frente a la responsabilidad que como servidores públicos mantienen, y hoy, como antes, se rebasan los límites de la prudencia y se cae en la ostentación, como los nuevos ricos de la colonia, del mismo modo en que el presidente de MORENA, Mario Delgado, acude al autódromo para disfrutar la Fórmula Uno, evento deportivo en el que un boleto oscila entre 1 mil 500 a 200 mil pesos.
En fin, no es que coincida con algunos otros políticos de la supuesta oposición, pero eso de que pasamos de Guatemala a Guatepeor en términos de altanerías políticas no pudo ser más acertado esta vez.