Marco Bonilla tiene un poco más de una semana como alcalde de Chihuahua y ya hace patente que necesita un curso de derecho público y constitucional, tanto en materia de laicismo como de familia, y no se diga de lo dispuesto por la Constitución en principios democráticos. Urge.

No digo que sea ignorante, lo único que sostengo es que su cargo es de alcalde y que los ciudadanos de Chihuahua no somos sus súbditos ni estamos a disposición de sus convicciones, que yo en lo personal respeto aunque no comparto, es más, estoy en sus antípodas.

Empero, mi tema hoy va por otro lado. La ultraderecha que encabeza María Eugenia Campos está concentrando el máximo de poder que le es posible: con la creación de la Secretaría de Ccoordinación del Gabinete lo demuestra claramente, con un alcalde como Bonilla, que en Chihuahua es su simple siervo y obedecerá, además, a los intereses de Enrique Terrazas Torres que lo procreó políticamente y quiere más.

Me explico: ahora Marco Bonilla será el coordinador panista de los municipios de Camargo, Delicias, Madera, Meoqui y otros más. El ambicioso Bonilla no se mide en sus palabras y ya quiere hacer de Chihuahua la capital del norte del país, pero eso es lo de menos, porque son simples palabras.

Lo preocupante es la postración a la que se está condenando a los municipios, tanto con la secretaría del sonorense Serrato y ahora con esta coordinación del alcalde de la comuna chihuahuense.

Y cuando digo que lo quieren todo, es porque lo quieren todo y, ansiosos, lo quieren ya. Agregue usted el hecho de que Mario Vázquez, el apenas arribado diputado local y presidente del Congreso local, fue “invitado” a formar parte de la planilla de Marko Cortés, el dirigente nacional del PAN que va por la reelección.

Vázquez, quien ahora es suplido por la diputada Georgina Bujanda en la mesa directiva del Legislativo, es la cuota de Maru Campos rumbo al 2024, no tenga duda. Es decir, mantienen vivo, como en el viejo PRI, el esquema utilitario del poder y de la función pública. Otro trampolín más con cargo al erario, pues.

¿No sabrán que el artículo 115 de la Constitución prohíbe organismos intermedios entre el municipio y el estado? Por supuesto que sí, porque ya sabemos que la ignorancia de la ley no exime su cumplimiento, pero el conocimiento de la misma, sí; como dijo Lec.

Y no está de más decir que hasta Carlos Loera De la Rosa ya vino con la cantaleta de que todos somos hermanitos, que las elecciones e impugnaciones quedaron atrás. No cabe duda: vivimos tiempos de canallas. Carajo.