Nada más porque el humor no es cosa de risa no me ganó la carcajada. Ayer se dio a conocer, al más alto nivel por el presidente de la república, al Bloque Opositor Amplio (BOA), una especie de plan conspiratorio, complotista en contra de la Cuarta Transformación. Son unas cuantas hojas, escritas con una vieja máquina de escribir sobre papel bond, quizá de 45 kilos. Por decirlo con amabilidad, debió haberse archivado ese texto, o simplemente haberlo conservado en las gavetas de la oficina en que se escribió. 

En la circunstancia en la que me entero de esto por los medios, les comento que recién acabé de leer un libro de Simón Sebag Monteriofe, titulado “La corte del zar rojo” donde describe cómo vivió el dictador Iosif Stalin en el mundo de criminales que lo acompañó en un lapso de casi treinta años. Cambiando lo que haya que cambiar, el BOA me parece que pudiera enmarañarse en los gruesos bigotes del georgiano que inventaba cientos de conspiraciones para perseguir a sus opositores y, obviamente, exterminarlos. 

No es correcto que el presidente afecto al béisbol las cache, las pitchee y las batee todas. Tiene un partido a su servicio que podía dar respuesta, si tal cosa fuera aconsejable. Pero no, en este caso el mensajero es el importante y además da relieve a la increíble idea de un complot para derrocarlo, más cuando de la lectura del texto de marras se desprenden acciones que sin más ni más tienen una lógica en la cabeza y en el esfuerzo de sus crípticos y desafectos. 

Es probable que todos los que se mencionan por sus nombres están velando armas hacia el 2021 y el 2022; sería de ingenuos pensar que se están enmendando para convertirse a la fe lopezobradorista. De aquí desprendo que se ha escenificado un hecho con la pretensión de alimentar más la polarización y el recurso del personaje presidencial, del que se hace depender la continuidad o no de la Cuatroté en las urnas en ambos años: en el primero estará en disputa la composición de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, gubernaturas y congresos locales, y en el segundo la mismísima permanencia o revocación del presidente en el cargo, a propuesta de él, aun cuando según la Constitución sólo fue electo para un sexenio.

Es un clavo más en una cruz que está sobre el horizonte, indebidamente. Si realmente se quisiera salir de este atolladero, quienes están en el poder debieran estar pensando en trabar un compromiso profundo con la democracia avanzada y posible, y dejar de estar pensando en candidaturas gubernamentales en los estados del tipo del filibustero Rafael Espino o del traidor duartista Cruz Pérez Cuéllar.

Actuar en esa dirección les ganaría mayor simpatía y confianza que hacernos pensar que algunos, en un sótano saturado de humo que sofoca la luz de un amarillento foco y un mecanógrafo con una máquina desvencijada elaboran lo que debiera dar vergüenza sostener: que se prepara un golpe suave. Pamplinas. Pero para que no todo sea tan seco como lo dicho y en recuerdo de la máquina de escribir, anexo a este texto para su regocijo una pieza musical ingeniosa que siempre ha sido de mi agrado porque vengo de aquellas viejas máquinas conjuras, cuando nos enfrentábamos a un PRI casi omnipotente: (Haga click AQUÍ para escuchar…