Ya a cualquier conferencia se le pone el mote de magistral. Y hasta se cobra. Es el caso de los abogados de una corporación laboral que vinieron a hablarnos superficialmente de un conjunto de lugares en común que únicamente buscan crear un desconcierto para que todo siga igual en las relaciones del mundo del trabajo con el capital. Hay quienes pagan por que les digan que en México hay “legislacioncitis”, como si eso fuera una novedad y una particularidad nacional. En realidad, se trata de interesados profetas de un desastre, desastre que los asalariados han sufrido con y sin ley a lo largo de muchísimo tiempo. 

Quieren, como voceros interesados de las corporaciones empresariales, que reine la selva porque la misma es muy provechosa para amasar una acumulación en pocas manos como la que ya existe en México y a la que los conferencistas le ponen peros. Cobran al auditorio, aunque en realidad ya vienen pagados. Yo pienso que hay mejores formas de perder el tiempo, pero no pocos hasta pagan por hacerlo cuando van a escuchar a Daniel Jiménez Lara y a Luis Monsalvo Valderrama, que así se llaman los “magisters”.