Los que no saben gobernar ni cumplir con las funciones públicas en los cargos burocráticos y, en general, de elección popular, les da por improvisar y crear puestos a ton ni son. De alguna forma son aprendices de brujo que destruyen lo que hay y funciona, así sea precariamente, y lo sustituyen por verdaderos adefesios que en los hechos no sirven para nada. Actualmente hay, entre otros ejemplos, dos que llaman la atención.

Veamos el primero, ya que está en el debate público de la coyuntura chihuahuense: Omar Holguín, a inicios de la legislatura local actual, fue designado para un cargo con nombre rimbombante: “Secretario de Asuntos Interinstitucionales”, en una concesión hecha al grupo de MORENA que encabeza Miguel Colunga, gracia que se está derrumbando por miserables pugnas al interior del Congreso. 

En realidad Holguín ni siquiera hizo consenso en este partido, pero eso es secundario. En lo esencial es lo disparatado del cargo que se advierte en el nombre mismo con el que lo bautizaron, porque de ser cierto entonces habría que preguntarnos a qué diablos se dedican el presidente del Poder Legislativo y los líderes de las fracciones, porque precisamente su tarea es la gestión directa ante los otros poderes y órganos autónomos para desahogar las agendas. 

Es hasta impráctica esa Secretaría en manos de MORENA porque quién se va a querer sentar a discutir con su titular si afuera reina el PAN y otra visión. Pero como de concesiones se vive en el Congreso, fue que se puso a Holguín, y ahora pretenden defenestrarlo. Ojalá no sea del piso más alto de la torre que ocupan los diputados.

Otro caso es el del “Coordinador Ejecutivo de Gabinete”, creado por una insulsa reforma legislativa a la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo del Estado de Chihuahua para favorecer inicialmente a Gustavo Madero Muñoz en su rehabilitación política, luego de los fracasos que le cayeron encima por su participación en el Pacto por México peñanietista y el descalabro que le infligió su pupilo Ricardo Anaya, que lo mandó a una especie de exilio chihuahuense, con todo pagado. 

En realidad, Madero nunca coordinó nada y se dedicó a lo suyo en el plan empresarial y también político, actualmente como senador del PAN. La tarea que le encomendaron la atendía con creces quien ocupaba la Secretaría General como segundo de abordo, desarticulando la administración al crear la nueva figura, porque ni una ni otra dependencia sirvió, entre otras razones porque lo político quedó partido en dos cabezas. 

Pero si Madero no sirvió de nada a Chihuahua, su sucesor, Ismael Rodríguez Gallegos ha hecho un papelón que se puede llamar “la de del ausente”, pues nadie sabe ni a qué se dedica, no dónde está, ni para qué sirve. Si alguien se apiada de esta columna, se solicita encarecidamente informar a través de inbox. Y sean serios, por favor.