López Obrador ofreció al escritor Paco Ignacio Taibo II, y este aceptó, la dirección del Fondo de Cultura Económica (FCE), la empresa editorial más importante tal vez de América Latina. La académica y escritora Margo Glantz días antes había declinado esa distinción, y el Electo, presto siempre a no dejar hueco sin cabeza ni fiel cabeza sin ungir, apuntó a un hombre muy prolífico en producción literaria, seguidor incuestionable del redentor y ampliamente conocido por su abundante verbalismo radical de izquierda, de esa izquierda añeja y arropada en el estatismo envolvente de las sociedades.

Dice el futuro director que escribir libros sabe (de eso no hay duda), pero de hacer del libro una empresa exitosa pocas luces tiene. Se pondera su sinceridad. Dice también que el nuevo cargo no le impedirá seguir escribiendo; tampoco evitará cumplir compromisos con la escuela de cuadros políticos que está armando MORENA, ni pasar por alto la confección del “catecismo moral” que el redentor impulsa. El FCE se suma a tan diversas tareas. ¿Hacia dónde, pues, se orientan las baterías en el manejo cultural del Electoy sus alfiles? Esto es lo importante…. y que Taibo disfrute su encomienda.

Se observa, en efecto, que el Electoapunta hacia la confección de un paquete ideológico a impulsar desde el gobierno. Busca establecer una manera de visualizar las cosas y promover un “código moral” que aglutine en su entorno. Pretende con ese paquete de ideas “apoderarse” (valga la expresión) de las mentes populares y así instalar una forma de pensar sometida a las verdades oficiales, arropadas con aquel discurso que emana del Estado.

Es una aspiración con sesgo totalitario que busca establecer un conjunto de ideas dominantes y sobre ellas operar el control político en México. Aquí se busca domesticar a las visiones múltiples y someterlas a un criterio dominante. En otras palabras, orientar la compleja diversidad de apreciaciones hacia una “servidumbre voluntaria” a las aspiraciones y ocurrencias del líder redentor. En MORENA cohabitan muchas tendencias, pero hay una que despliega sus vasos comunicantes a través de la figura del mesías que ahora, ya como autoridad investida, se torna una fuente que emana efluvios de control político mediante imágenes e ideas. Es una empresa ideológica donde la banalización de los problemas se refugia en la frase chistosa y asimilable.

El FCE tiene una trayectoria editorial muy respetable, diversa, multicultural. Veremos cómo esa empresa despliega sus políticas con un directivo que disfruta estar atado a un conjunto de ideas fijas y arcaicas, a una visión binaria. ¿Hacia dónde nos encaminamos, pues? Hacia el dominio pleno y voraz de un líder que aspira a convertirse en el centro del panteón heroico del país.