Hortensia Aragón Castillo no llegó al Senado de la República; en la desgracia la acompaña Jesús Zambrano, el chucho. Así lo decidió con sentencia firme e inapelable el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación al más alto nivel.

Ambos personajes tienen varios denominadores comunes: autoritarios, comunistas, logreros, políticos de pasillo y zancadilla y sepultureros del PRD. Paciente la obra que realizaron, finalmente lograron sus propósitos: sepultar a un partido democrático que surgió bajo excelentes auspicios como uno de los más grandes y veloces en su crecimiento de la izquierda latinoamericana. Ya estarán contentos: su obra fue exitosa y, como suele suceder, en el desempeño eficaz de la tarea se suicidaron políticamente.

La cabeza y la cola de la serpiente se tocan, en el caso que me ocupa, a un izquierdismo retórico sobrevino el naufragio al lado de la ultraderecha panista del anayismo, fue un círculo del oportunismo. Aquí los extremos son notables si nos hacemos cargo de que, en el caso de Zambrano, este proviene de la guerrilla, dentro de la cual hizo armas y se pasó con todos sus bártulos a un partido democrático en el que, a resumidas cuentas, nunca creyó.

El caso de Hortensia Aragón Castillo es paradigmático: sólo pudo “florecer” políticamente en un ambiente de invernadero en el que copar los puestos de elección popular fue la materia esencial: en unos casos con la bandera facciosa de que las mujeres son primero, es decir, la burda simulación que encubrió las cuotas de género; en otros, presumir un pasado de izquierda que por pequeño que fuera quedó aniquilado: no se le reconoce ningún aporte ni participación esencial en lucha de esa naturaleza al lado de la sociedad y sus organizaciones.

Aragón Castillo, en el tiempo del duartismo fue aliada incondicional del tirano, como lo fueron Zambrano y Silvano Aureoles, el maltrecho gobernador de Michoacán que terminó al lado de Meade. Hortensia además practicó un nepotismo tan grotesco que se puso a la par del PT familiar de Rubén Aguilar Jiménez en Chihuahua.

En consecuencia, pasará a la historia miserable de quienes jibarizaron al PRD, le inyectaron tal facciocidad y utilitarismo, que lograron primero enanizarlo políticamente y, al final, participar en su funeral.

Pero si piensan que ya no la veremos en el escenario, se equivocan, la profesora es terca y en un México con el redentorismo actual, no duden que renazca en MORENA. Si piezas mayores lo han logrado, por qué no personas de esta ralea.

Hortensia, en su búsqueda de la cumbre senatorial fue, en términos del bardo Amado Nervo, arquitecto de su propio destino.