A Eduardo Esperón González –hombre de dos trajes, uno tricolor y otro azul– lo alcanzó un brazo de la operación de justicia selectiva que realiza Javier Corral Jurado. Se le acusa de peculado agravado por haber desviado 20 millones de pesos durante la construcción de los edificios que componen la llamada “Ciudad Judicial” en la capital de Chihuahua, obra por cierto inconclusa y peligrosa. Hoy está en manos de un juez prestigiado: Octavio Rodríguez Gaytán. “Eduardo EG”, como lo llama Peniche Espejel, recibió los 20 millones en cheque de Jaime Ramón Herrera Corral, el secretario duartista de Hacienda y, a decir del fiscal, paró en manos de personas que nada tuvieron qué ver con la construcción, lo que permite leer que transitaron al dominio de César Duarte y sus cómplices. Habrá que ver el proceso y su desenlace, pues las pifias en todo esto están presentes.

No se puede explicar la corrupción política y la delincuencia duartista sin la pieza del secretario de Obras Públicas, en este caso Eduardo Esperón González. Pensar lo contrario es ser más ingenuo que un cabrito mamón.

Empero, el infortunio de Esperón González es otra muestra más de la justicia selectiva que reina y gobierna en Chihuahua, pues si levantamos un poquito la vista, vamos a ver a Jaime Ramón Herrera Corral liberando el recurso, a sabiendas del móvil ulterior con que se dispuso de esa importante suma del patrimonio público de Chihuahua.

Aunque los funcionarios de primer nivel en materia de persecución de estos delitos digan que son muy diligentes y celosos en su desempeño, la realidad es que no hacen más que moverse al dictado de las delaciones de Herrera Corral, es decir el soplón, la garganta profunda, que a cambio se le ha pagado con la impunidad corralista que lo protege.

Esperón y su jefe Duarte.

Ya es tiempo de que los convenios de oportunidad que suscribieron Corral y Herrera se den a conocer, nos daríamos cuenta de la caricatura de selectividad en materia de administración de justicia.

Pero hay más. Tratándose de la corrupción que encierra la construcción de la Ciudad Judicial, para nadie es desconocido en los medios judiciales, empresariales y fuera de ellos, el juicio para la cobranza que ha seguido contra el gobierno la empresa de Ingeniería y Diseño VAN, S.A, que recurrió a abogados panistas –amigos de Javier Corral– para su defensa, entre ellos César Jáuregui Robles, secretario general de Gobierno, que forma parte de la firma que trafica con influencias en litigios en los que están envueltos gobiernos como el de Chihuahua.

En otras palabras, lo que tenemos a la vista es justicia selectiva, administración a modo de la lucha anticorrupción y tráfico de influencias.

Por lo pronto, Esperón descansa en su casita.