Con tardanza proverbial, se nombrará en el estado de Chihuahua a quien ocupe la titularidad de la fiscalía especializada en combate a la corrupción. El gobierno actual se mueve a paso de tortuga, a pesar de que hizo de la agenda anticorrupción una de las prioridades del quinquenio que, maltrecho, llega a su primera mitad y a las goteras del derrumbe natural. Algunos piensan que ya da tema para un cuento llamado El pasado de una ilusión, título que sería poco original.

Algunos amigos me han planteado, con verdadero sentido de bondad, que me postule al cargo. No está esa meta en mis ambiciones, punto. Empero, para Chihuahua sería un gran activo que al frente de la institución quedara un hombre o una mujer con el talento y la voluntad que requiere toda empresa fundacional, del tipo de la que escribo.

Serán mano en el nombramiento figuras de renombre y solvencia ética, sin duda, cuando sabemos que ahí están interviniendo personajes del corte de José Luis Caballero, Ricardo Raphael de la Madrid y José Antonio Crespo, designaciones del gusto del gobernador, pero respetables. Cuando uno los ve ahí, puede dormir tranquilo de que las piezas ocuparán su lugar.

Pero lo que se escucha en diversos ámbitos es que ese no es el problema. Éste se llama el ya recurrente injerencismo de Javier Corral Jurado, que muy pronto se olvidó de sus compromisos con la división republicana de los poderes, y del papel tan importante que los órganos constitucionales con autonomía juegan en todo esto. A Corral, como se ha visto en el ICHITAIP, el Poder Judicial del Estado, el Congreso, por ejemplo, sólo le interesan dos cosas: trajes a la medida y agendas en el que él sea el primero y el último de los protagonistas, discurso de estilo decimonónico de por medio.

Sea cual sea el desenlace de este caso, no queda de otra que remar en favor de lo mejor, y que una vieja moraleja empiece a ser realidad, además: que los que estén al frente de los órganos autónomos, sean autonomistas. Porque ya de mozos de estribo y sujetos vestidos con libreas ya muy roídas, pero lustrosas, estamos absolutamente cansados.

Esperemos para ver como termina o empieza este entreacto del señor Corral.