Hoy iniciaron las campañas locales en Chihuahua. Hay seis candidatos: la reeleccionista María Eugenia Campos Galván por el PAN y la derecha; el duartista Alejandro Domínguez sin posibilidad alguna; Fernando Tiscareño, recién llegado a MORENA procedente de las filas del PRI y, como el ornitorrinco, inclasificable porque va, además, por el ultraderechista Partido Encuentro Social y en defensa de los privilegios de la familia Aguilar del PT. Luego vienen tres que poco pesarán: Esther Judith Guerrero, del PRI-gordillismo; Guillermo Gutiérrez, por la traición de los amarillos del PRD; y, finalmente, María Eugenia Baeza, también priísta pero con antifaz verde ecologista. 

Es obvio que en este arranque se dará un aliento a la competencia nacional, imperceptible salvo la presidencial, porque lo local se reproduce en las 67 alcaldías, sus correspondientes sindicaturas, 712 regidurías y 33 diputaciones, que son harina de otro costal; ahora simplemente las señalo por su carácter localista, pero sí puedo adelantar que ningún reeleccionista en esta institución hizo trabajo que solvente la ambición de reelegirse. 

En sí, las campañas empiezan con sendas mentiras: en primer lugar la de Alejandro Domínguez, que ofrece aportar grandes cosas para Chihuahua, del tipo de vender la “Black Mamba” maruchana; la otra es la de Tiscareño, que ofrece devolver la seguridad a los chihuahuenses; o sea, una tarea que hasta ahora se antoja de Hércules y con la que no ha podido nadie. El Escudo Chihuahua de la señorita candidata Campos Galván tiene más poros que un queso gruyere. Los candidatos se mueven, como se puede ver, al grito de que el que no ofrece no vende y, por tanto, padecerá de raquitismo electoral.

La reeleccionista Campos Galván dice que va en caballo de hacienda, con todo el peso de la derecha y de las grandes constructoras que se han visto favorecidas –como siempre– por los proyectos inmobiliarios. Quizá en medio de la pobreza y precariedad de la ciudad presuma, como ya lo hizo del brazo de Corral, el Nuevo Chihuahua de Altozano, es decir de unos panistas prohijados durante el calderonismo, tema del que me ocuparé documentadamente en breve. 

Tengo para mí que los ciudadanos no están presentes en esta elección. Al tiempo.