Cada vez que pueden, en cada discurso que pronuncian a modo y toman como materia el etéreo concepto de “sociedad civil”, le queman incienso en cantidades industriales. Pero son más las ocasiones en las que muestran su gusto por los cargos públicos con poder, sueldos, dietas. Dicen que la sociedad civil les gusta, pero los cargos les encantan, les fascinan. No pueden estar sin ellos.

Sirva esto como telón de fondo para reconocer, en primer lugar, que no carecen de derechos pero, también, en segundo y no menos importante, que tienen un comportamiento oportunista. Es el caso de la organización “Ahora”, que preside Emilio Álvarez Icaza, que buscó ser candidato presidencial independiente y ahora cayó de rodillas en el frente de Ricardo Anaya Cortés. Se Lleva en su alforja dos candidaturas. la de él al Senado y otra para su hermano. En esencia, no es un bandazo, porque las filias políticas siempre han estado cargadas hacia el panismo. “Ahora” es ahora del PAN, está bajo su hegemonía y bajo su candidato presidencial en declive.

Mención aparte requiere que la búsqueda de esas posiciones se fue fraguando, tras bambalinas, en la caravana corralista a la CDMX, y que visitó puntos neurálgicos de los amigos de Javier Corral que aspiran a preservarse dentro de las nóminas gubernamentales, especialmente del Congreso. Es el caso del exconsejero electoral Alfredo Figueroa y otros aspirantes que, enarbolando la dignidad y el federalismo sobre la caravana, hicieron méritos para ser bien recomendados a cargos de elección popular.

Nada a lo que no se tenga derecho, salvo que es criticable el oportunismo y la doblez con la que se manejan estos asuntos, al más puro estilo de la vieja cultura autoritaria que dicen detestar los panistas y, también, los que “Ahora” se les suman.