Hoy, en el diario Reforma de la Ciudad de México, Roger Bartra publica un interesante y sugestivo artículo sobre la izquierda mexicana. Lo he reproducido en mi muro. Intelectual brillante, adherido a la izquierda y a la democracia de tiempo atrás, pone los puntos sobre las íes en el tema. Se puede coincidir o no con sus conclusiones, pero que su pensamiento se ancla en un problema palpitante no hay duda.

El texto va en adelanto de una obra de reciente aparición que hay que buscar y leer: La democracia fragmentada. Empiezo por un ejercicio de ubicación personal en su escrito: “La mayor parte de la izquierda se encuentra dispersa en la sociedad, al margen de los partidos y de los grupos políticos”.

Pasa, así lo visualizo, a una pregunta con gran pertinencia lanzada al debate por el autor: “Muchos se preguntan si ha desaparecido la izquierda en México. Me parece que la izquierda mexicana ha quedado sepultada bajo el peso de sus torpezas y sus incoherencias”.

Como en un repaso arqueológico sostiene, además: “Podemos no obstante descubrir sus restos en tres espacios políticos: en el PRD, su lugar tradicional; en los intersticios de Morena; y en las franjas infrarrealistas”.

No me detengo a enfatizar lo que piensa del primero y el segundo espacio, con todo y que se hacen señalamientos de importancia. Sí, en cambio, sobre sus afirmaciones entorno a MORENA y su líder:

“Otro sector de la izquierda ha quedado aplastado por el abrumador conservadurismo de López Obrador. Desde hace años he explicado que este líder populista es un conservador que no tiene nada de izquierda. Y hoy se ha vuelto francamente reaccionario. En su partido ya casi no se perciben los signos vitales de la izquierda”.

Estas ideas, para quienes se ubican a la izquierda, han de someterse a un debate que, obviamente, trascenderá al resultado de la elección presidencial, sea cual sea la desembocadura que la misma tome. La razón es sencilla: México necesita de una izquierda por la encrucijada en la que se encuentra, porque es evidente que estamos en un extravío descomunal, más allá de que se reconocen voces que alientan una visión tendencial hacia la construcción de una alternativa, con una riqueza enorme que le precede y hoy se le sofoca en medio de la intolerancia, el mesianismo y el pragmatismo que hacen de la búsqueda del poder un parteaguas en el que los por qué no están ni claros y mucho menos expuestos en la expresión que se ostenta como opción de izquierda y que aquí Bartra cataloga de conservadora y reaccionaria.