La caravana organizada por el gobierno de Corral suscita, a todo bien pensante, una pregunta infaltable a la hora de ir realizando el balance de la misma. ¿Dónde está el PAN? Tiene pertinencia la interrogante, porque ahora no se le ve como institución por ningún lado, es decir que no juega su rol de partido político, como no lo juega tampoco en el Congreso local su fracción mayoritaria.
Se podría decir que está al acecho de su momento electoral y puede ser que sí, bajo el lema que los de adelante siembran y los de atrás cosechan, caracterización necesaria si queremos referirnos al matiz electoral que la movilización tiene como una de sus señas sólo en apariencia inexistente. Hasta los lideres son de importación. Porque en el PAN o no los hay –¿quién es Fernando Álvarez?– o no se les quiere compartir ni una brizna de hegemonía, para que no se emplee como moneda de cambio en el muy usual mercadeo de candidaturas, mecanismo antaño justamente despreciado en el partido que se engalanaba con convenciones que en realidad se podían presumir en una democracia tan maltrecha como la mexicana.
En el fondo y de acuerdo a la rancia cultura política que adocena al país entero, hay una dialéctica que conduce al liderazgo unipersonal, al culto a la personalidad y, siguiendo el modelo del tribuno de la plebe, estimar que el pueblo, la sociedad o los ciudadanos –escoja el término de su predilección– están condenados a jugar siempre un papel pasivo en un drama que no acaba.
Son momentos de caravana que avanza rodeado por municipios y ciudades; caravana con el pulso del tiempo en lugares con confluencia y aleteo de presencias en un espacio que no termina. Caravana colgada en la jaula del espacio nuestro en el rumor que se desgaja para ser la voz que tienta y palpa los sueños de la frase del calendario y de la memoria que repite la ciudad, mi ciudad estela afrentada, piedra deshonrada. Caravana tu historia es la historia: destino de dignidad y libertad que se crece ante la simulación repetida en lenguas de fuego y de mentira, de ladinos ladrones, de bocas opacas y petrificadas. Caravana el camino está lleno de espinas y púas, no desmayeís y ve al fondo para que la historia tenga forma de un latido que es de todas y de todos. El triunfo para encarnarse requiere del acompañamiento de miseria y de actos que provienen del oleaje de una respiración contaminada y de ojos que siempre han mirado cerrados en el mismo patio de letras huecas y de muros carcomidos. ¡Fuerza Cravana! ¡Fuerza!