El desplegado laudatorio se ha convertido en el género periodístico predilecto del cinismo. Ahora que el museo de cera del charrismo sindical nombró a Jorge Doroteo Zapata Secretario General sustituto, ha recibido nada extrañas felicitaciones afectuosas. No de obreros o asalariados, sino de los grupos empresariales. Estos, sin duda, tienen mucho que agradecer a la cárcel social llamada CTM, sus grandes dividendos por el ninguneo de la organización obrera y la práctica abolición de la contratación colectiva genuina.

Suelen ser hipócritas los felicitantes, pero en este caso su cinismo cobra sinceridad: dicen lo que sienten porque han sido cobijados por un sindicalismo vendido por entero a sus intereses, en franca tradición al mundo del trabajo.

El ejemplo sobresaliente de este comportamiento lo tenemos en la congratulación publicada en los diarios de la localidad por el grupo Bafar que preside Eugenio Baeza Fares, prohombre del duartismo al parecer perdonado por la alborada hecha gobierno.

Baeza Fares no repara en elogios y dice con todas sus letras: “Para nuestra organización es un honor contar con su apoyo y consejo (sic de espuelas de acero inoxidable, bañado en platino) para ofrecer más y mejores oportunidades a los trabajadores…” (sic acompañado de filete mignon).

Y como conoce Eugenio la mercancía, afirma: “…de ante mano sabemos…” y un largo mugir de reses de Nueva Zelanda. Felicidades mi charro, le dice el duartista al hombre al que recién entregaron chaparreras sustitutas.

No cabe duda: en Bafar se emplean cualquier tipo de especímenes, como Doroteo Zapata, al igual que se hacen salchichas y chorizos. Si por animales y ganao y robao no paran, por charros menos.