No lo conozco, pero Reydezel Mendoza Soriano es un joven historiador censurado por el duartismo. Se le presenta, por decir algo, como un tejedor de la memoria chihuahuense, es egresado de la UACJ y con varios premios en su haber, a pesar de su corta y polémica obra, especialmente porque circunda el lado oscuro del villismo. Fungía –o funge– como encargado del archivo histórico de la Arquidiócesis de Chihuahua y eso, para algunos, podría significarle un echarse a cuestas el sesgo crítico, nada imparcial, de cierto sectores “revolucionarios”. Reconozco que tampoco lo he leído, pero al escuchar sus palabras en una entrevista que le hizo esta mañana Radio Universidad, me permite aventurar que se trata de un profesional de la historia con un determinado rigor científico. Parece, pues, alguien que asume con seriedad el papel de su profesión.
Por esa misma razón, los administradores culturales de César Duarte, algunos de los cuales siguen insertos en la burocracia local de ese sector, lo vetaron porque llevaba bajo el brazo el manuscrito de un libro incendiario para el régimen de entonces: “Bandoleros y rebeldes”, donde Doroteo Arango quedaba mal parado frente a los ojos de su principal promotor: el gobernador del estado. La maquinaria se echó a andar y Soriano no pudo editar su libro en ninguna imprenta por órdenes de Duarte Jáquez.
“Estoy comprometido con la historia”, ha dicho el cronista juarense, quien hoy presenta un nuevo libro en la UACH, igualmente irreverente para los cánones de los dogmas del villismo: “Crímenes de Francisco Villa”, con 39 testimonios de víctimas del líder máximo de la División del Norte. Se diría que es un caso editorial con escasos –diría que nulos– precedentes locales; inédito, en términos de un afeitado aplomo histórico.
El nuevo libro de Reydezel Mendoza se inscribe en momentos en los que a nivel intelectual muchos procesos históricos, nacionales e internacionales, incluso han trascendido etapas “revisionistas” per se –es más, hasta las incluyen–, no sólo por la frescura narrativa de autores que en la línea del tiempo han tomado debida distancia como para observar los fenómenos sociales desde una óptica más generosa con los sucesos mismos que con las fobias y la filias de sus protagonistas, sino quizás también porque el nuevo abordaje desmitifica hechos, circunstancias y personajes. Pareciera una contradicción esto último que digo porque en este libro de Mendoza Soriano se trata de dar voz a las víctimas del villismo; pero si nos ubicamos en un contexto más global, la narrativa heroica en favor del caudillo, puesto frente a la semblanza de sus víctimas, la historia aun nos quedaría debiendo.
Pero así nos lo enseñaron desde la etapa escolar: los héroes son héroes, y ya. Es singular que alguien encargado de la historia sacramental de los chihuahuenses se encargue de desacralizar al santo patrono del duartismo y lo ubique en su exacta dimensión.
Saber que Villa fue abstemio, que prefería comer helados y pasear en motocicleta, son aspectos que endulzan el oído de cualquiera que quiere ver a sus héroes en un contexto más aterrizado y cercano a la gente. Nos gusta saber que los ogros tienen, en el fondo, un corazón enorme. Pero es algo incompleto. Evolutivamente, la obra de Mendoza Soriano puede significar un estímulo para nuestras bibliotecas y un acicate para nuestra memoria colectiva, si es que queremos ver a los hombres que nos dieron patria en un contexto amplio, humano e integral. Ya veremos.
Voy a leerlo. Compartiré mi opinión con El joven Mendoza Soriano. Siempre es de reconocer cuando a la historia se le quita el mito para que quede el legado, muy ajeno a los triunfadores que la escriben, y de aquellos «culturales» historiadores que la manipulan, tergiversan y manipulan. Saludos.
Mi abuela me contaba historias terribles de la época revolucionaria. Nada bueno pasaría cuando les avisaban que las huestes villistas se acercaban a los poblados. Saqueos, violaciones y muerte se avizoraban en tales incursiones. Además de la historia de esa mujer, que experimentó «en carne propia» los horrores de esa revuelta, existe un libro, escrito por un hombre que también vivió la revolución mexicana como parte del ‘ejército’ de Pancho Villa. «Los de Abajo», de Mariano Azuela. Allí esté una verdad innegable de los hechos ocurridos durante esos aciagos tiempos.
Reydezel Mendoza charlatán de la historia, recibe su pago de la arquidiocesis y carece de solvencia sus comentarios y opiniones para reivindicar a la escoria, precisamente como lo dice el Sr bueno es un manipulador de la historia, además no es válido dar una opinión de un libro que no se ha leído. Hay que leer a historiadores serios e independientes como Jesús Vargas. Una vez leído un texto de este Sr reydezel de la historia a modo es una pérdida de tiempo dedicarle un minuto más.
Yo si he leído ese libro del maestro Mendoza, y se como se escribió, porque fui una de las personas a quien él buscó para entrevistarme, como descendiente de «Las Lucitas» mujeres asesinadas por el psicópata matamujeres llamado Doroteo Arango…
Quien puede corroborar la veracidad de esos que se dicen víctimas de Villa yo conozco personas que se dicen víctimas de García Chávez la ventaja es que esta vivo para defenderse, por favor le pido más seriedad, dentro de los círculos de historia se conoce de las malas prácticas de Reydezel, y no se enganchan por que este señor tambien recibio apoyo de Duarte de CORRAL, de la iglesia veamos si ese debe ser un punto a juzgar.
Jaime García Chávez. No creo que se necesite conocer a una persona para saber si lo que escribe o parte de lo que escribe sea verdad. Tú eres de Camargo y no me vayas a decir que nunca escuchaste decir de la masacre de las soldaderas que Doroteo Arango asesinó, con ayuda de El Mocha Orejas en la Estación del Ferrocarril. Me da lástima saber que no eres la persona como yo te había conocido…
Froilán Meza Dice García Chávez: «Reconozco que tampoco lo he leído, pero al escuchar sus palabras en una entrevista que le hizo esta mañana Radio Universidad, me permite aventurar que se trata de un profesional de la historia con un determinado rigor científico. Parece, pues, alguien que asume con seriedad el papel de su profesión». Pero don Jaime García: Nadie que presuma de -ya no digamos rigor científico- el mínimo rigor lógico y consecuencia intelectual, puede hacer un análisis serio de una persona, de un texto o de un fenómeno social, si no lo conoce mínimamente. En este caso, «aventurar que se trata de un profesional de la historia», es eso, una aventura, una opinión al «áhi se va». Puede usted decir misa, pero si usted nunca lo ha leído, perdóneme, pero todo lo demás que diga, lo dirá al tanteo, sin el rigor científico que en cambio, sí le atribuye al autor que ni conoce. ¡Vaya, pues, con estos opinadores a ciegas! Podrá engañar a otros con sus poses de intelectual riguroso, pero ya lo reconoció usted mismo: «podría», «pareciera», «me permite aventurar», «Fungía –o funge–!» ¿fungía o funge?… con este tipo de expresiones, sólo se demuestra su falta de rigor. ¡Lástima de pinta!
Ese «profesional de la historia con un determinado rigor científico», el Reydezel ese, me acaba de bloquear en su muro de Facebook porque me permití colocar la opinión que acabo de someter aquí a tu criterio para que lo publiques.
De que cuento perdón, libro sacó este Sr Chavira lo del mocha orejas a de ser de otro colaborador a sueldo de la ultraderecha, como ese invento q presentaron en el congreso de lo oscuro de la nueva izquierda, lean pr favor, no desinformen!!! Y claro que es importante conocer la trayectoria del escritor para evitar tirar el dinero comprando basura!