¿Por qué los gobernantes mexicanos son tan amantes de vender futuro? Quizá porque son irresponsables, tienen lengua larga, están al margen de todo sentido de estadística real, o simplemente porque hablan de acuerdo a la ocasión. Se pueden agregar más y más hipótesis. Recientemente Javier Corral, en materia de libros, dijo dos cosas de significación: que su calidad de gobernante no le permite leer como él quisiera –bueno–, pero que ese déficit lo va a utilizar para, en su calidad de gobernante, emplear su voluntad para convertir a Chihuahua en un “referente” nacional en materia de libros y lectores.

Sinceramente creo que cuatro años que le restan a su gobierno, dos teñidos de elecciones y conflicto, no le alcanzarán para la tarea inmensa. ¿Se quiere colocar a la par de la FIL de Guadalajara? Parece que sí, pero no alcanzará; y vaya que mis deseos quisieran ver desmentidas estas palabras.

Si en los hechos –lo vemos cotidianamente– no hay capacidad de realizar en Chihuahua una sola feria cultural de calado regular, porque los políticos no se ponen de acuerdo, menos se logrará algo tan ambicioso con el raquítico presupuesto para la cultura y la visión de este ramo en las personas que lo encabezan, central y descentralizadamente.

Es más sensato, pero menos elocuente y rentable, empezar gateando, que desear correr el maratón antes de nacer, más si nos hacemos cargo, de acuerdo a la novela Hombres buenos, de Arturo Pérez-Reverte, de esta frase que ahí se escribió: “En tiempos de oscuridad siempre hubo hombres buenos que lucharon por traer las luces y el progreso. Y no faltaron quienes intentaban impedirlo”. Para nuestra desgracia, en el amanecer, hay muchos más de los últimos que de los primeros.

Va un ejemplo: Ausencio Miranda empeña las fortalezas de su iglesia en llamar a no festejar el Halloween. Sólo le falta decretar alguna quema de brujas u ordenar matanzas de gatos por traer la cola parada.