La visita de Andrés Manuel López Obrador se puede ver por partida doble: por una parte asistió gente que en verdad busca opciones políticas diferentes a la derecha que gobierna el país y, a la vez, se presentaron políticos profesionales que ya forman parte del catálogo del desprestigio chihuahuense.

Acostumbrado a plantear un país en blanco y negro, AMLO fue condescendiente esta ocasión y pidió a una de las partes “no ser tan estricta” a la hora en que esta abucheó a la otra integrada por personajes de veleidoso nivel como Jaime Beltrán del Río, exalcalde panista de Delicias, candidato perdedor a la gubernatura por el PRD y uno de los cómplices políticos del prófugo César Duarte Jáquez, desde su posición ejecutiva en Unión Progreso. La rechifla también le tocó al también exdirigente panista y excandidato a gobernador por Movimiento Ciudadano, Cruz Pérez Cuéllar, así como al perredista aliado del PRI, Héctor Barraza, exdiputado y síndico municipal de Chihuahua impuesto por Duarte Jáquez. Y lo mismo ocurrió con el nuevo expriísta Víctor Valencia de los Santos.

No es la primera vez que López Obrador es condescendiente con los enemigos de Chihuahua, esos que suele ver cuando no están de su lado. Baste recordar el proceso rumbo a las elecciones de 2006 cuando se aferró a tener como candidato en esta entidad al socio político de Patricio Martínez, Víctor Emilio Anchondo Paredes, cómplice de aquel en la impunidad en que cayeron muchos crímenes de mujeres durante su sexenio. Como se recordará, hasta el hoy secretario de Desarrollo Social del gabinete panista de Javier Corral, Víctor Quintana Silveyra decidió ir como segundón en la fórmula, entonces perredista, con Anchondo Paredes.

Este tipo de autoindulgencias por parte de AMLO tuvieron un alto costo para el PRD de esa época, y el resultado fue el resquebrajamiento del partido, tanto que hasta el propio “Peje” lo abandonó y decidió crear el suyo propio.

Es muy difícil saber cuánto restan estos personajes de negro historial para la causa de la izquierda que encabeza el tabasqueño, pero al menos estos cuatro son visibles. Sin embargo, la pregunta que asalta es cuántos más como ellos habrán esparcidos afuera.