Hay algo que deberían tomar en cuenta algunos panistas de poder entre lo que dicen, hacen y planean para su futuro personalísimo, y tiene que ver con la frase atribuida a Platón: “La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos”.

En los casos que ocuparé, tiene sentido referir que a tantos siglos de planteada, esa idea filosófica llega intacta a nuestros días. Si bien es una tendencia generalizada entre nuestros políticos profesionales, los protagonistas de la ambición del siglo XXI cubren ahora un estilo sofisticado pero no por ello menos insultante debido a las condiciones de miseria y desigualdad que afecta a más de la mitad del país y entre los que se cuentan, vaya paradoja, sus propios gobernados.

Si en la prensa capitalina se puede observar al exprocurador Antonio Lozano Gracia conduciendo vehículos estimados en millones de pesos, en la ciudad de Chihuahua la que parece no quedarse atrás es la alcaldesa María Eugenia Campos, a la que un día, pobrecita, le hizo aguas el techo de su casa y hasta lo publicó por Facebook. Si la demanda de conmiseración pretendió ser eficaz, solícita y oportuna, el nombre de la constructora de la que se quejó la entonces alcaldesa electa formó parte de su personal escrutinio oculto, y eso que llevaba tres años con el mismo problema. ¿Por qué? No se sabe, sólo fuimos depositarios de su publicitada desgracia habitacional.

Pero la búsqueda de compasión como damnificada y el ánimo de mimetizarse con el pueblo le duró apenas cinco meses a la alcaldesa panista de Chihuahua: hoy nos enteramos que le habría tomado la palabra al empresario Enrique Elías para ocupar un lujoso departamento en la Torre Cenit, aledaña al country club propiedad de la familia Elías Madero en esta ciudad. Así, Maru Campos dejaría atrás las penosas goteras de su plebeya casita residencial en Bosques de San Francisco para incorporarse al modo de vida de la gente bien desde donde podrá, cesarianamente, observar la comarca que gobierna bajo su desprendida mirada.

Hay quienes observan que hay focha: Elías le ofreció tal departamento de lujo a la Maru porque tiene interés en influir en las modificaciones al Reglamento de Desarrollo Urbano, que actualmente se plantean en Cabildo, para quitar la prohibición de instalar gasolineras a ambos lados de la calle. ¿Y qué cree? ¡Exacto!: Elías tiene intereses gasolineros, supuestamente asociados a una marca del vecino país.

No es nuevo. La clase política panista de estos tiempos ya sabe cómo comportarse ante los pobres pero mejor lo hace entre los ricos y es ahí donde mejor se funden por el enorme deseo de pertenecer. Quién sabe qué argucias intenten en el corto y mediano plazo, por ejemplo Campos Galván, para buscar la reelección y luego la gubernatura, como seguramente pretende; o será que le apuesten, como los priístas, a la desmemoria. Las paradojas están a la orden del día.