La frase que históricamente se le atribuye al ególatra y odiado rey francés Luis XV (Después de mí, el diluvio), cobra hoy vigencia ante la partida de su par chihuahuense, quizá el más corrupto gobernante en la historia del estado, César Horacio Duarte Jáquez. Se advierte en las imágenes al margen: así lo despedimos hoy frente a un Palacio de Gobierno caracterizado por sus puertas cerradas y ante la exigencia que prevalece: ¡Acción penal contra Duarte ya!