duarte-cuellar1-25feb2015
Pérez Cuéllar y Duarte. Cruzados.

Es un dato aparentemente extraño pero de la mayor importancia: a César Duarte, el tirano corrupto de Chihuahua, sólo le defienden traidores y –aquí el dato relevante– ningún priísta que dé la cara por él ante la sociedad. De los traidores únicamente se puede esperar que cumplan con la ruindad que por encargo les han asignado; se trata de una historia que tiene que ver con la paga de los chaqueteros. No viene al caso hacer el catálogo nominativo de los traidores, pues como dice una sevillana, de los traidores no se ha escrito nada, pero sí del que hoy por hoy se emplea con fondos del gobierno para agredir a Unión Ciudadana: se trata de Cruz Pérez Cuéllar, al que en menos de diez días le han brindado planas en los periódicos y las pantallas de la televisión para calumniar de manera artera al senador Javier Corral. Sólo una reunión en la oscuridad y entre traidores explica la deleznable conducta del expanista al servicio del duartismo y que no se ha dado cuenta que al realizar las acciones que hoy escenifica, ha echado en el cesto de la basura lo poco que le quedaba de capital político, si algo le restaba y que tengo para mí que se reducía a números cercanos al cero.

No es extraño que ningún priísta defienda a Duarte. En la reunión del día de ayer para lanzar a Unión Ciudadana en Parral, dije algo que me parece importante reproducir ahora: César Duarte ya no es inversión política para nadie, de manera natural va en caída libre; sea porque su deterioro público alcanza rangos casi absolutos, sea porque se derrumba, sea porque cuando se nombre candidato del PRI para sustituirlo en el cago que jamás debió ocupar, ni quién se vaya a acordar de él. Así las cosas, lógico es que arme la mano de los traidores para lanzar lo único que tienen a su alcance: el lodo, que es importante recordar que se seca y se cae y deja a los calumniados en el buen sitio que la sociedad les depara. En otras palabras, el bandido se apoya en bandidos, el traidor a las instituciones en los traidores de la estirpe del cainita Pérez Cuéllar.

Hasta dónde llega César Duarte en sus despropósitos que es el artífice del golpeteo a Marco Adán Quezada, político y militante del PRI con el que no guardo afinidades, pero que tomo como punto de referencia para enfatizar la ruindad con la que se conduce el cacique chihuahuense. En esencia, no sabe de otra y todo le cuesta, o mejor dicho, le cuesta a Chihuahua porque se paga con recursos públicos. Pregúntese usted por qué ningún priísta defiende a Duarte, porque le rechiflan en todas partes, incluido Parral, y entenderá por qué es el solitario de palacio. Pero no sólo eso, también la razón por la cual se debe ir.